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Neobodegones

Tiene algo de irónico esto de las portadas de los álbumes en la música, que nuestra primera impresión pueda ser visual para una obra destinada a ser escuchada ¿Cuál es la naturaleza de la portada del disco? ¿Para qué sirve? En la teoría literaria, a grosso modo, Genette calificaba de paratexto a todos aquellos elementos, que sin ser el elemento principal – como el architexto referido a “la literariedad de la literatura” – formaban parte del todo de la obra, por ejemplo: los títulos, subtítulos, prefacios, ilustraciones… Aplicando estas categorías a la música, las portadas de los álbumes vendrían a ser estos paratextos que sin ser el núcleo principal de la obra, las canciones, vendrían a ser un elemento complementario a ésta. Por lo tanto, la pieza gráfica relacionada con la música vendría a tener una doble funcionalidad: por un lado, llamar la atención del público acerca de ese disco y, por otro lado, vehicular el mensaje gráfico con el mensaje musical del disco.

Sobre llamar la atención del público, lucir atractivo, sería una lógica propia de la industria musical dentro del mercado de consumo. Pongamos que estamos paseando por una tienda de discos, inevitablemente nuestros ojos se dirigirán hacia aquellos elementos visuales que nos resulten atractivos. De hecho, el trabajo en las portadas es un reflejo genial del desarrollo histórico de la industria musical en cuanto a modelos y formatos. Yendo desde el vinilo, pasando por los cassettes  y CD´s, hasta llegar al formato streaming en Spotify. Fijaos en la importancia de las portadas en una época donde ya la música está digitalizada, sin necesidad de soportes físicos – de hecho, algunos músicos ya ni lanzan CD´s a tiendas – y aún mantenemos este elemento visual.

En cuanto a la vinculación del elemento gráfico con el musical, de alguna manera el trabajo del ilustrador es el de traducir el mensaje musical a un mensaje visual. De igual manera que hace el compositor de cine, que traslada el lenguaje cinematográfico a lenguaje musical. De hecho, algunos trabajos son tan buenos que han sido capaz de emanciparse de la propia obra musical y quedan inyectados en la imaginería de la cultura pop. Véase como las portadas de Abbey Road o Nevermid funcionan por si mismas, son reconocidas por la gente sin la necesidad de haberlos escuchado nunca.

Esto me ha servido de introducción para hablar de una tendencia que veo últimamente. Repasando mis playlists, saltando de una canción a otra, me he fijado que muchas de las ilustraciones se presentan como una suerte de bodegón. Sí, como neobodegones repletos de objetos de nuestra cotidianidad. El objetivo es dar una breve interpretabilidad a una serie de portadas que he etiquetado como “neobodegones”, analizando sus elementos gráficos, cromáticos, simbólicos, su relación con las canciones o con el género musical del grupo/artista. Por supuesto, son interpretaciones libres en las que me tomaré muchas licencias.

¿Qué es un bodegón?

Entendemos bodegón o “naturalezas muertas” a la representación artística de los alimentos o algunos objetos dispuestos en una determinada composición. Ha sido un género tradicionalmente pictórico que por mucho tiempo fue considerado un género menor y abarcaría buena parte de la Historia del arte: desde los Xenia romanos, pasando por los bodegones barrocos, hasta llegar a los de Cézanne y posteriores en el arte contemporáneo. Las interpretaciones para el bodegón son varias. Algunos expertos señalan que el género servía para que el pintor pudiera practicar con las formas, volúmenes, texturas y luminosidad de los objetos. También, que los objetos representados adquirieran un valor simbólico: “Vemos pues cómo este tipo de decoración (…) contaba con un considerable sentido simbólico que hacía referencia a la vida humana y a la presencia de la muerte”.

En cuanto a los neobodegones que nos atañen representan, como he citado antes, objetos de nuestra cotidianidad. A los cuales tratan de dar una significación especial: “los objetos ordinarios y cotidianos que muchas veces pasan desapercibidos; en los que se ignoran y en los que se consideran indignos de ser convertidos en tema de una obra de arte” [1].

Dicho esto, pasemos a hablar de las portadas seleccionadas:

C. Tangana – Espabilao

Lo más llamativo de esta portada es el elemento cañí en lo que podría representar un bar típicamente español: tenemos esa mesa de plástico sobre la que encontramos el vasito de tubo de cristal, unas aceitunas para picotear y un enorme bocata. De hecho, que este bocata sea de billetes no es casual. C. Tangana lanzó este sencillo cuando firmó con Sony, lo que implicó tal como dice la letra: “he firmado el contrato más caro en España de to´ el gremio”. El momento en que Crema se transformó en C.Tangana. De hecho, esos billetes son fácilmente de intercambiable por un bocata de calamares del Brillante

De alguna manera, esta portada también  adelanta ese gusto por lo cañí, antes de que comenzase a llamarse el madrileño y buscase esa estética en canciones como Bien duro o Un veneno. Incluso el propio título, espabilao, denota esa actitud chulesca que acompañará la carrera de C.Tangana.

Yung Beef – #FreeMolly

¿Podemos etiquetarlo de bodegón trap? Apoyándonos en el significado de la palabra “trap” que deriva de la palabra anglosajona “trap houeses”: el lugar donde se trafica con drogas. Lo cierto es que la ilustración cuenta con varios elementos representativos de la palabra trap: drogas y delincuencia. Así, observamos un porro o pastillas repartidas por la superficie. El término “molly” hace referencia al MDMA y “free” como “gratis” o “liberalizar”. Esta idea de liberalizar a las drogas la podemos entroncar con la opinión de algunos liberales como Antonio Escohotado quien ha defendido el derecho a consumir drogas.

Respecto a la delincuencia, encontramos a una navaja. En este mensaje que a veces ha lanzado la música trap de pasar de delinquir por las calles a triunfar en la música. También es cierto que los artistas del trap español han recuperado parte de la simbología de la cultura quinqui de los 70 y 80.

Finalmente, podemos ver referencias a la mujer. Por un lado, encontramos fotos de culos, entendiendo el debate existente que tiene el perreo  para el género: que puede ser entendido como la hipersexualización del cuerpo de la mujer o como un vehículo para las trap queens por el cual se reafirman en su  sexualidad. En la parte posterior, encontramos un móvil con la llamada entrante de una “raxet”. Las raxets son las mujeres que toman una estética trap marcada por grandes argollas, uñas largas, estampado de leopardo… ¿Será una llamada de La Zowi?.

PUTOCHINOMARICÓN – Corazón de cerdo con Ginseng al vapor

Chenta Tsai , aka Putochinomaricón, es uno de los artistas racializados más destacados de nuestro país. Esta portada puede funcionar como una reafirmación en su identidad a través de los objetos. Dispuestos de manera cuidada, sobre terciopelo, los objetos representados van desde la salsa agridulce, hasta el gato de la suerte (Maneki-neko) – de origen japonés. Objetos que asociamos a lo asiático. También, lo podemos vincular a los dos principales negocios regentados por la comunidad china: los restaurantes de gastronomía étnica y los bazares. Junto a estos objetos tenemos un pasaporte español, ¿es el ideal habermasiano de la identidad propia bajo la ley común? La imagen están encorsetada por un ancho marco amarillo. Esto bajo la perspectiva de la psicología del color en la que identificamos el amarillo como un estereotipo de la comunidad china o asiática.

En la parte superior encontramos tres emojis: una cara alegre, una triste y otra neutra. Destacando el uso de estos emojis en nuestra sociedad como una condensación del lenguaje escrito junto el gestual.

Carolina Durante – Carolina Durante

Me gusta pensar esta ilustración como una resignificación del carpe diem. A fin de cuentas, la música de Carolina Durante derrocha juventud y rebeldía. Los objetos representados bien pondrían ser la mesilla desorganizada de cualquier estudiante, dispuestos en torno a un flexo y pegados a él mediante una cinta de celo. Además, la composición tan dinámica puede aludir a la vitalidad de los jóvenes. Algunos de los objetos están orientados a los vicios y placeres de la vida como el juego (la carta de la baraja o el mando de la PlayStation), el sexo (el envoltorio del condón abierto) o la bebida (el botellín de cerveza). A su vez, el reloj analógico podría funcionar como un símbolo del vanitas: el paso del tiempo y el fin de los placeres terrenales. Sobre esta dicotomía vida-muerte, irónicamente tenemos un vaper frente al ventolin, el placer frente a la salud.

Pantocrator – Villacapullos

Sin duda una de mis favoritas. Un bodegón de aquellas cosas que dejamos en nuestros bolsillos de los pantalones, la chaqueta o una mochila. Esos objetos, la mayoría desperdicios que quedan allí relegados: boquillas o puas sueltas, monedas de céntimos, restos de tabaco, un pañuelo usado o los auriculares hechos una maraña. Una imagen que podría remitirnos al debate de qué es el arte. Si bien, la Historia del Arte parece dominar la imagen de lo bello, también tenemos la sublimación de lo feo, de lo escatológico, de los desperdicios, de la basura. Incluso la propia fotografía tiene grumo, dándole más sensación suciedad. Bajo la premisa del arte trash, donde la esencialidad de las cosas no es aquello que queremos mostrar (lo bello), sino son precisamente las cosas que ocultamos las que hablan sobre la condición humana. Esto referido a la banda, Pantocrator es un grupo, que al igual que ocurre con Los Punsetes, la fuerza de sus letras no está en exaltar las emociones como el amor, sino en escupir aquellos aspectos que hacen de las personas unos auténticos cabrones.

Confeti del Odio – Muchísimo

He escogido esta portada en contraposición a la de Pantocrator. Aquí sí que tenemos una sublevación de «lo bello». Con una composición más teatral: el mechero, la lata y el cenicero son objetos dignificados sobre una tela y una iluminación clara. Remitiéndonos a la  canción que da título al sencillo, Confeti del Odio habla en un primer momento acerca de una persona conocida que le gusta muchísimo: “Ayer me desnudé / Me sentí desnudo / No paro de pensar / Me gustas muchísimo”. Desnudarte ante alguien, sincerarte en una conversación, ¿qué mejor manera de hablar si no es entre unas cervezas y unos pitis?.

Cariño – Movidas

Al igual que Yung Beef tenía su bodegón al trap, las Cariño hacen lo propio con su género, el tonti-pop. Por un lado, ese sonido sencillo, jovial, casi inocente, lo podemos asociar a la gama de colores pasteles. El pastel, tal como lo describe Baudrillard, es la manera en la que los objetos se emancipan de su naturaleza industrial – por ejemplo, el blanco o metalizado de las neveras -: “es el color pastelizado, que quiere ser un color vivo, pero no es más que el signo moralizado” [2].

Por la parte del pop, que ha sido interpretado con una apropiación de lo kitch, tenemos ya no solo lo colorido; sino también objetos asociados a la cultura popular como la Gameboy o el patito de goma. Sobre la propia música pop, nos remitimos a través de la minicadena o esos discos vírgenes para grabar mp3, a esa etapa de la música pop de principios de los 2000 donde escuchábamos precisamente en ese formato mp3 a bandas del pop-rock español como La Oreja de Van Gogh, El Canto del Loco, Amaral o Pereza.

La Bien Querida – Fuego

Esta portada inundada con numerosos objetos, los cuales están colocados de una manera cuidadísima por ser del mismo tipo, formas y colores. En el cual, la propia cantante podría pasar a ser un objeto más. Esta imagen recuerda a un mercadillo, donde el valor de los objetos no estarían en su utilidad sino en su mera exhibición. Volviendo con Baudrillard y su opinión sobre la colección: “Reconozcamos que nuestros objetos cotidianos son, en efecto, los objetos de una pasión, la de la propiedad privada (…) De tal manera, todo objeto tiene dos funciones: una la de ser utilizado y la otra la de ser poseído (…) Deja de ser tapiz, mesa, brújula o chuchería para convertirse en «objeto». Un «magnífico objeto» dirá el coleccionista y no una magnífica estatuilla”[3]. En un momento donde la producción de los objetos se hace de manera serial y homogenizada, los seres humanos queremos dotar de ese aura especial a lo adquirido. Ya sea mediante el valor de lo vintage, lo novedoso, lo auténticoEsta mitificación de los productos era lo que Marx describió como el fetichismo de las mercancías.


Es hora de cerrar el artículo. No sé hasta qué punto está bien tirada la idea de los neobodegones. Mi idea era que bajo esta premisa pudiera jugar con las distintas ideas, conceptos, pensadores… Habrá cuestiones mejor desarrolladas que otras, habrá ideas más o menos loca. Pero esto era, un juego de libre asociación de ideas donde se puede comentar, añadir o criticar.

*Especial agradecimiento aquellas/os usuarios de Instagram que me sugirieron algunas de la portadas.


Fuentes

[1] Alzuru, P (2011). El trash: la estética de la basura. EN. Bordes. Revista de estudios culturales, n.2 (pp. 8 -21).

[2] Baudrillard, J (1968). Los valores del ambiente: el color. EN. El sistema de los objetos. España: Siglo XXI.

[3] Baudrillard, J (1968). Sistema marginal: la colección. EN. El sistema de los objetos. España: Siglo XXI

Castro, E. (2019). Ser o no ser feminista. EN. E, Castro, El trap: filosofía millenial para la crisis en España. España: Errata naturae.

Gerard, G (1962). Palimpsestos. La literatura en segundo grado. España: Taurus.

Legido-García, M.V. (2016). Del bodegón a la basura. Representaciones de alimentos en la historia del arte desde la perspectiva de la fotografía contemporánea. EN. Arte, Individuo y Sociedad, n.28 (pp 415 – 427).

Lobo, R (2019). Entrevista a Antonio Escohotado. EN. Eldiario.es: https://www.eldiario.es/sociedad/falta-legalizar-Debe-derogarse-prohibicion_0_917259059.html

National Institute on Drug Abuse (2018). MDMA. EN. National Institute on Drug Abuse. Recuperado de: https://www.drugabuse.gov/es/publicaciones/drugfacts/mdma-extasis

Uzcategui Collado, A.M. (2010). El diseño de portadas de CDs como herramienta gráfica para la construcción de la imagen del artista.

Rosental, M y P, Iudin (1959). Fetichismo de la mercancóa. En. Diccionario filosófico abreviado. Uruguay: Ediciones Pueblos Unidos. Recuperado de Fundación Gustavo Bueno: http://www.filosofia.org/enc/ros/fetm.htm

Sampietro, A (2016). Emoticonos y multimodalidad. El uso del pulgar hacia arriba en WhatsApp. EN. Aposta. Revista de Ciencias Sociales, n.69.


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